domingo, 13 de febrero de 2011

Tantas cosas que me recuerdan Tanto a Ti!

Un día de Año Nuevo, cuando ya estaba viviendo con Willie en California, te llamé por teléfono para darte un abrazo a la distancia, comentar el año viejo y preguntarte cuál era tu deseo para ese 1988 que comenzaba. Quiero un compañero, un amor como el que tú tienes ahora, me contestaste al punto. Habían pasado apenas cuarenta y ocho horas cuando me devolviste la llamada, eufórica.

-¡Ya lo tengo, mamá! ¡Anoche conocí en una fiesta al hombre con quien me voy a casar! -Y me contaste atropelladamente que desde el primer instante fue como una hoguera, se miraron, se reconocieron y tuvieron la certeza de ser el uno para el otro.
-No seas cursi, Paula. ¿Cómo puedes estar tan segura?
-Porque me dieron náuseas y tuve que irme. Por suerte él salió detrás de mi...

Una madre normal te hubiera advertido contra tales pasiones, pero yo no tengo autoridad moral para dar consejos de temperanza, de modo que siguió una de nuestras conversaciones típicas.

-Formidable, Paula. ¿Vas a vivir con él?
-Primero debo terminar mis estudios.
-¿Piensas seguir estudiando?
-¡No puedo dejarlo todo tirado!
-Bueno, si se trata del hombre de tu vida...
-Calma, vieja, acabo de conocerlo.
-Yo también acabo de conocer a Willie y ya ves donde estoy. La vida es corta, hija.
-Es más corta a tu edad que a la mía. Está bien, no haré el doctorado, pero al menos terminaré la maestría.

Y así fue. Concluiste tus estudios con honores y después partiste a vivir con Ernesto a Madrid, donde los dos encontraron empleo, él como ingeniero electrónico y tu como psicóloga voluntaria en un colegio, y poco después se casaron. En el primer aniversario de matrimonio tú estabas en coma y tu marido te llevó de regalo un cuento de amor que te susurró al oído arrodillado junto a ti, mientras las enfermeras observaban conmovidas y en la cama de al lado lloraba Don Manuel.

Isabel Allende. Paula.

No hay comentarios:

Publicar un comentario